Educación, compañía y empoderamiento en la Escuela de Alfabetización Celmira López de Villavicencio
Por: Carolina Vergara @carolinavergarajournal
Estudiante de Periodismo de la Universidad de Málaga y voluntaria del Colectivo OFB
La sede del Colectivo OFB en Villavicencio se transforma cada viernes en una escuela para las personas de la zona que quieren formarse y aprender conocimientos básicos. El centro pedagógico se ha convertido en un refugio para las alumnas que asisten, en su mayoría mujeres de la tercera edad, y dos alumnos hombres. Las estudiantes están divididas en tres grupos; un primero en el que aprender a leer y escribir, un segundo donde se imparte matemáticas y lectura y un tercero para las más avanzadas donde incluso se da inglés. También cuenta con talleres de costura y empoderamiento.
La coordinadora de la escuela, Deidania Perdomo, dirige el proyecto con la ayuda de la profesora del programa Yo sí puedo, de la Alcaldía de Villavicencio, Luz Neida Perdomo y las voluntarias Margarita Bolívar, Carolina Revelo y Leidy Jhoana Rey, juntas conforman el equipo que cada semana recibe a más de cuarenta personas que aseguran sentirse "queridas y muy respetadas, aquí todos somos iguales y nadie es menos por no saber". El testimonio de varias alumnas evidencia que para ellas lo más importante que les da la Escuela Celmira López es el buen trato que reciben por parte del personal pedagógico y los lazos que crean entre ellas. Encuentran en el centro un espacio reconfortante al que acuden, semanalmente y sin falta, con entusiasmo.
Aquí no solo adquieren conocimientos sino que también fortalecen su confianza y se empoderan por medio de estos. Además de ser un lugar donde pueden estar en compañía de otros que han sufrido también los horrores derivados del conflicto armado en los Llanos Orientales. El desplazamiento, las violaciones, la desaparición forzada y las ejecuciones extrajudiciales de familiares, son algunas de las penurias que comparten.
La Escuela de Alfabetización Celmira López Mendoza toma su nombre de la lideresa de la Unión de Mujeres Democráticas del Meta (UMD) en la región del Ariari, quien defendió a las comunidades campesinas en el departamento del Meta. Con esta activista por bandera el proyecto no podía más que resultar un éxito en la alfabetización, educación política y reconstrucción de memoria para la no repetición.
“Somos mujeres guerreras que traspasamos barreras a través de la carretera, somos mujeres guerreras que hemos cruzado fronteras por las trincheras de una guerra sin tregua” canta Bersabet Martínez, alumna del centro. En su canción “Mujeres Guerreras” refleja la lucha que estas señoras comparten y que, gracias a la educación, superan juntas.