María Rina Ospina: Ahora cantas desde el cielo!

Nos dejó, sin obtener respuestas sobre su hermano desaparecido.
Ene 31 de 2020

 

Por: Naya Parra

Foto: @AbadColorado

La noche del 30 de enero de 2020 llantos sonoros estallaron por decenas de casas de Tumaco y varias veredas cercanas. Una de las mujeres que impulsó la creación del grupo de Cantoras “Esperanza y Paz”, de familiares de personas desaparecidas en Tumaco urbano y rural, falleció lejos de sus seres queridos, tras una ardua y sufrida lucha contra la enfermedad y contra el injusto sistema de salud de nuestro país. 

 

María Rina Ospina, una hermosa mujer negra, orgullosa de su etnia y de su territorio, siempre llevaba su cabeza decorada por coloridos turbantes que reflejaban lo que ella era: alegre, trabajadora, soñadora, valiente, luchadora y firme en sus convicciones. Una mujer buscadora incansable de su hermano, Roldan Casierra Hospina, desaparecido en Tumaco desde el 2007. Una lideresa social que también perdió a uno de sus hijos, por la desgracia de la violencia que azota a toda la población de la Perla del Pacífico. 

 

En su proceso comunitario, tras la pérdida de su hijo, formó parte de varios procesos de organización de mujeres lideresas y víctimas, participando también en la creación de la organización AFADEPAZ (Asociación de Familiares de Desaparecidos del Pacífico) para la búsqueda de su hermano Roldan. Siempre lo recordaba, compuso versos para él y cuando cantaba alabaos no podía evitar la emoción, y a pesar de su fuerza, por momentos se le escapaban algunas lágrimas. Aspiraba que con el proceso de paz y la creación de la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, podría salir de la incertidumbre sobre su paradero, que podría encontrarlo vivo o muerto. 

 

Con su alegría y vitalidad características, promovió junto a algunas de sus compañeras la creación del grupo de Cantoras “Esperanza y Paz”. Rina era una artista, cantaba, tocaba, bailaba y componía. Acompañaba los velorios de vecinos y familiares, y con la creación del grupo, proponía versos y ritmos, llegaba temprano a los ensayos, y salía sin dudar a una plaza, una tarima o una reunión, para con su canto aportar a la paz y buscar respuestas para ella y otras víctimas del territorio. 

 

Desafortunadamente, la falta de acceso al derecho a la salud para la población del Pacífico Nariñense aceleró el desenlace final para Rina. Como dice un líder social de la región, “en Tumaco si no te mata la violencia, te mata el sistema de salud”, ya que si en el país no se garantiza una atención de calidad para las personas con menos recursos, la situación es totalmente dramática para las comunidades de los territorios históricamente abandonados y explotados. 

 

Rina, sin embargo, nunca desfalleció. Con apoyo de su pareja y su familia, recurrió a atención médica privada en otras ciudades, como Pasto y Cali, pero su cuerpo no aguantó la lucha contra la enfermedad en las duras condiciones de desigualdad por el hecho de vivir en la región con la cobertura de servicios de salud más baja del Departamento.

 

Solo me queda decir, gracias Rina por tu canto y tu alegría. Las Cantoras, tus amigas y hermanas, convertirán su llanto en canción para acompañarte en ese viaje junto a tu hijo y quizás junto a tu hermano, a quien seguiremos buscando. Te fuiste pronto para tantos sueños que tenías y tantos planes con este grupo que fue una gran alegría para ti, pero seguiremos tu camino para honrar tu memoria. Llevaremos siempre muchas de esas flores que te gustaban, beberemos para recordarte ese viche y arrechón que acompañó nuestros momentos de alegría, usaremos los turbantes que cosiste y llevaremos en el corazón para siempre tus toques de bombo y guasá, pero sobre todo el recuerdo de tu hermosa voz, tu amplia sonrisa, tu bonita alma y tu generoso corazón. 

 

Buen viaje!