Nota de Prensa: A tres años de su muerte: Pawel Camilo Restrepo Torres, víctima del abandono estatal
Bogotá, 13 de mayo de 2025
Este mes se cumplen tres años del fallecimiento de Pawel Camilo Restrepo Torres: ingeniero industrial, amigo, hijo, esposo y padre. Su muerte no fue producto del azar. Fue el resultado de una cadena de violencias que Bogotá aún no ha sabido enfrentar con responsabilidad: la acción de redes criminales que operan con impunidad y la negligencia y actuar de instituciones que debieron protegerlo.
La noche del 12 de mayo de 2022, Pawel fue víctima de una modalidad de hurto cada vez más frecuente y letal: la sedación química. En un establecimiento de la Avenida Primero de Mayo, dos mujeres lo abordaron a él y a un amigo. Minutos después, ambos perdieron el conocimiento tras ingerir, sin saberlo, una sustancia conocida como clozapina o “droga Z”, con el único propósito de ser robados.
El amigo logró regresar a casa gracias al apoyo de un taxista. Pawel, en cambio, fue encontrado desorientado por una patrulla de Policía. Lejos de activar protocolos de emergencia y protección, los agentes lo condujeron a las afueras de la Clínica del Occidente… y lo dejaron allí. Solo. Aturdido. Vulnerable. Las cámaras de seguridad lo registran caminando sin rumbo, tratando de entender dónde estaba. Minutos después, fue atropellado en la intersección de la Avenida Boyacá con Calle 8. Murió en el lugar.
Esta tragedia nos obliga a señalar todas las fallas que lo rodearon: las redes delincuenciales que instrumentalizan drogas para delinquir, la ausencia de controles efectivos en lugares públicos, y el accionar de instituciones que, en lugar de proteger, abandonan. El Estado no puede seguir eludiendo su responsabilidad frente a las violencias urbanas que matan por omisión tanto como por acción.
La impunidad persiste. La Fiscalía archivó la investigación contra los agentes de Policía involucrados, alegando la falta de una querella por parte de los herederos, cuando lo que se requería era voluntad ética para reconocer un actuar institucional. Como si eso fuera poco, meses después de su muerte, el nombre y la cédula de Pawel fueron utilizados por redes criminales para adquirir créditos y cometer fraudes, generando deudas que hoy afectan a su familia.
Desde el Colectivo Sociojurídico Orlando Fals Borda, alzamos la voz con indignación y firmeza. No olvidamos. No aceptamos que la vida de las personas dependa del azar, del silencio cómplice o del nivel de empatía de quienes portan un uniforme. Exigimos verdad, justicia y memoria.
Porque no fue un accidente. Fue violencia.
Fue crimen.
Fue abandono.
A su esposa e hijos, nuestro abrazo más profundo.