¿Qué recuerdos tienen del 2003?
En el 2003 tenía 16 años, me gradué en diciembre del bachillerato; ese año, trabajé los fines de semana en un almacén de ropa en el centro de Cúcuta, y asistía a un grupo de teatro los martes en las tardes en el Colegio Salesiano.
Esos son los recuerdos más claros que tengo de ese año, y quisiera que quienes leen esta columna también se tomen el tiempo y recuerden qué hicieron, qué pasó, de qué se enteraron en el 2003. Esta invitación es para reflexionar sobre lo alejados o distraídos que estuvimos esa primera década del 2000 frente a la barbarie que pasaba en diferentes puntos del país.
Durante el 2005 cuando estaba en la Universidad me enteré, que en abril de 2003 los paramilitares habían secuestrado, torturado, asesinado y desaparecido a Edwin López y Gerson Gallardo, dos estudiantes universitarios cucuteños. También me contaron que el centro de la capital de Norte de Santander, los paramilitares habían asesinado a Tirso Vélez, candidato a la gobernación por el Polo Democrático y quién había sido alcalde de Tibú por la Unión Patriótica en 1992.
En la medida que ha pasado el tiempo, he conocido de otras historias crueles, sobre ese 2003 que marcó a miles de familias en Colombia por la ausencia de sus seres queridos que lucharon por un mejor país. Una de esas historias es la de Reinaldo Perdomo Hite.
El 12 de agosto de 2003 a las 8:00 de la noche, fue asesinado en el barrio Porfía en Villavicencio, campesino de la región del Alto Ariari, en el Meta, quién desde muy jóven genuinamente lideró procesos políticos para la paz, primero desde la Juventud Comunista Colombiana, después desde el Partido Comunista, la Unión Patriótica y desde el Sindicato de Trabajadores Agrícolas Independientes del Meta. Reinaldo y su familia, junto a la comunidad, fueron desplazados de El Castillo por las amenazas, hostigamientos y persecución que se vivía desde finales de los 90 en la región, desde la ruptura de los acuerdos de paz del Caguán y la llegada al poder en el 2002 de Álvaro Uribe Velez.
Ya reubicados forzadamente en la capital del Meta, Reinaldo lideró junto a otras personas de Medellín del Ariari, el proceso social y comunitario de CIVIPAZ, que buscaba regresar al territorio e impedir que los actores armados siguieran afectando a la población por sus disputas.
Según la Unidad para las Víctimas, en el departamento del Meta hay registro de 239.589 víctimas de desplazamiento forzado y 34.237 víctimas de homicidio en el contexto del conflicto armado.
Para rendir homenaje a la memoria de Reinaldo, tras 20 años de este infame asesinato, su familia, la comunidad de Medellín del Ariari y los sobrevivientes de esta cruenta guerra, se reunirán este viernes 18 de agosto en el Teatro La Vorágine en Villavicencio, para rendir homenaje a la vida y legado de Reinaldo, y a reiterar una vez más que su muerte no apagó la unidad y lucha, y más bien fue semilla para que otras generaciones siguieran con la reinvindicaicón de sus derechos.
Este homenaje impulsado por su hermana, Deidania Perdomo Hite y su hija Luz Neida Perdomo Rodríguez logra unir las voluntades de cientos de personas y varias organizaciones en las cuales participó Reinaldo en vida, dejando el mensaje, que más allá de honrar un nombre y un legado, honramos la lucha de muchas personas y de un proceso que sigue vivo.
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