Regresa la esperanza a tres hogares después de buscar a sus seres queridos más de una década.
Después de 13 años, un reencuentro en vida
En las noticias no se suele narrar esta historia. Muchas veces no sucede así. Hoy, con mucha alegría, queremos contarles que una de las integrantes del grupo de Cantaoras Esperanza y Paz de Tumaco, logró reencontrarse con su hermano dado por desaparecido, hace 13 años. A raíz de la contingencia por la pandemia en el país, el reencuentro, por ahora, tuvo que ser virtual y cuando existan garantías de seguridad para la familia, se hará de manera presencial.
En nuestra labor de acompañamiento a las víctimas de desaparición forzada, nos encontramos trabajando desde hace casi tres años de la mano de organizaciones locales de víctimas como Luz de Esperanza y AFADEPAC, con las cuales se conformó hace dos años el grupo de Cantaoras como una herramienta de resistencia, resiliencia y lucha en la búsqueda de sus familiares.
Desde el canto, estas mujeres han logrado transmitir su cotidianidad, sus dolores y sus luchas al país, dejando ver, la firme necesidad de encontrar a todas las personas desaparecidas y acabar con el flagelo de este crimen, que especialmente ha afectado a los pueblos étnicos, no solo en el Pacífico sino en todo el país.
En este contexto, las Cantaoras han ido contando sus historias sobre sus seres queridos desaparecidos y se han iniciado acciones de búsqueda, con diversas instituciones departamentales y nacionales.
Este reencuentro que nos devuelve la esperanza, es producto del trabajo arduo, constante y sincero de la familia y las organizaciones e instituciones acompañantes. El hermano de la Cantaora había huido de la región, dejando todo lo que tenía, perdiendo comunicación con su familia, para protegerse y proteger a lo suyos del conflicto armado. Hoy esta familia, puede descansar un poco. Puede regocijarse con la alegría real de haber encontrado con vida a su ser querido, a pesar de que para ellos la búsqueda continúa, pues aún tienen un hijo desaparecido.
Después de muchos años, la cantaora dio a conocer el caso de la desaparición de su hermano a instituciones y organizaciones en donde se inició el proceso de documentación y búsqueda. En medio de esa labor, en febrero del año en curso, se logró comunicación con el hermano, pero debido a la situación de emergencia no fue posible organizar un espacio para que se pudieran encontrar personalmente, por lo que a finales de abril se realizó el encuentro a través de uno de los canales de comunicación del Colectivo OFB.
Varias de las acciones de búsqueda como la intervención del Cementerio de Tumaco han sido interrumpidas por la situación de emergencia por el Covid-19. A pesar de esto, las labores han continuado y esto fue lo que permitió lograr este reencuentro, después de 13 años.
Entre el llanto y las sonrisas les acompañamos y reiteramos nuestro compromiso de seguir juntos en esta búsqueda. Al momento, hemos podido acompañar más de 130 entregas dignas de cuerpos de personas desaparecidas y este reencuentro, es el primero en vida.
Estos son resultados que nos dan la fuerza para continuar en esta labor que hemos venido realizando desde la perspectiva y el enfoque psicosocial, étnico, jurídico y de género con el que trabaja la Corporación Colectivo Sociojurídico Orlando Fals Borda.
Regresó la esperanza a dos hogares del Meta después de buscar a sus seres queridos más de una década.
Familiares de personas dadas por desaparecidas en el departamento del Meta, comparten la entrega digna de los cuerpos de sus seres queridos
Al día de hoy, la Corporación Colectivo Sociojurídico Orlando Fals Borda, ha podido acompañar más de 130 entregas dignas de cuerpos de personas dadas por desaparecidas. Dos de estas, se dieron el pasado 21 de febrero en el departamento del Meta.
Dolfi Monras Herrera, nació el 20 de abril de 1977 en el municipio de El Castillo, en este departamento. Fue una mujer trabajadora, una líder nata, independiente, que tenía la esperanza de habitar un mejor mundo para ella y su familia. Dolfi se encontraba desaparecida desde el 21 de noviembre del año 2007. Su compañero relata que Dolfi, estaba en estado de embarazo y que al parecer fue asesinada por el Ejército Nacional en zona rural de la Macarena cuando iba camino hacia una cita médica. Después de 12 años de zozobra y varios esfuerzos, su familia recibió en Villavicencio, el cuerpo de su hija, hermana y compañera a quién siempre recordarán con mucho cariño.
Wilson Castro Rubio, amaba la naturaleza, le gustaba pescar y compartir con sus hermanas con quienes hacía pilatunas y a quienes defendía de los castigos de su madre. Un día del año 2005, salió de su casa en la vereda San Isidro en Mesetas y nadie volvió a saber de él. Desde ese día, su familia y en especial, Zenaida Rubio, su mamá, inició un largo proceso de búsqueda llegando hasta la Audiencia de la Macarena en julio de 2010. Allí, la Corporación Colectivo OFB inició un acompañamiento integral en donde se incluyeron varias acciones de fortalecimiento de resiliencia, incidencia y cabildeo.
Esto, con el propósito de dar a conocer este caso y a la vez abrir la oportunidad para que Zenaida, la abanderada de esta lucha pudiera hacer presencia en espacios como el Grupo de Trabajo Sobre Desapariciones Forzadas de las Naciones Unidas en 2018 a través de una gira por Europa en donde también pudo dar a conocer la desaparición de personas inhumadas como no identificadas en los cementerios de los Llanos Orientales.
Después de 15 años, en medio de la tristeza y la alegría, Wilson regresó a su hogar. Esto nos permite mostrar a las familias que aún buscan a sus seres queridos, que el camino puede ser largo y estar lleno de obstáculos, pero aún puede existir esperanza.